¿Cómo se rehabilita una fachada?
Las fachadas de los edificios son uno de los elementos de los inmuebles que más sufren. Entre los motivos que empujan a los propietarios de un inmueble a abordar la rehabilitación de fachadas encontramos desde cuestiones estéticas hasta mejoras del aislamiento acústico o térmico y, en la mayoría de casos, reparaciones de problemas estructurales como fisuras, grietas o piezas con riesgo de desprendimiento.
Muchos os preguntaréis como rehabilitar una fachada.
Hasta hace poco tiempo se optaba siempre entre dos soluciones, la primera de ellas consiste en reparar los enfoscados dañados mediante morteros de cemento para, posteriormente, pintar de nuevo la fachada cada cierto número de años; la otra opción consiste en aplicar enfoscados de tipo monocapa, una solución más avanzada técnicamente. Sin embargo, a día de hoy, se han desarrollado más técnicas para rehabilitar una fachada que además de los condicionantes estéticos, permiten tratar con especial atención el ahorro energético y económico por un nulo o menor mantenimiento.
Técnicas para rehabilitar una fachada
1. Fachada ventilada
La fachada ventilada es un sistema de construcción de cerramiento exterior constituido por una hoja interior, una capa aislante y una hoja o pieza exterior. Este tipo de fachada permite una gran cantidad de acabados duraderos, de gran calidad, y ofrece excelentes prestaciones térmicas y acústicas.
2. Fachada SATE
El sistema SATE (sistema de aislamiento térmico exterior) consiste en la colocación en la cara externa de las fachadas de planchas de aislante térmico adherido al muro. La fijación más habitual es la mecánica con adhesivos. Los paneles más habituales están realizados de poliestireno expandido, aunque se están popularizando las planchas de lana mineral. El aislante térmico se protege con un revestimiento, con una o varias capas de protección, una de las cuales lleva una malla de refuerzo.
3. Mortero monocapa
Esta técnica consiste en la aplicación de un mortero hecho de cemento, áridos, aditivos y fibras, al que, cuando llega a la obra, se le va a añadir agua. Una vez amasado, se extiende o proyecta sobre las paredes de cerramiento en una sola capa. Este sistema permite distintas posibilidades de texturas y colores para el acabado de la fachada a tratar. El producto terminado tiene interesantes propiedades transpirables e impermeables que contribuyen al buen comportamiento higrotérmico de las fachadas, pero sin suponer ninguna mejora en su aislamiento acústico o térmico. Además, el aspecto final del monocapa tiene una gran serie de posibilidades en función del tratamiento final de la capa de la superficie.
4. Enfoscado de cemento
El enfoscado de cemento es el sistema más resistente y duro dentro de los revestimientos de mortero. Estas propiedades lo convierten en el revestimiento acabado más habitual en fachadas de viviendas de bajo presupuesto. Aunque presenta aspectos negativos, como que es excesivamente rígido y tiene un aspecto final muy pobre, por lo que la práctica habitual es utilizarlo como soporte para un nuevo acabado que puede consistir en una simple pintura o una capa de un material más fino.
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